Postura "congelada", gruñido amenazante, gruñido levantando el labio superior dejando ver los dientes, frente en alto, cola arriba, mirada directa y cara inmóvil. Los signos de agresión defensiva son cabeza bajada, cola abajo y cuerpo retirado.
La agresividad canina es el principal problema de comportamiento que tienen que afrontar las familias. Podemos encontrar varios tipos de agresividad:
Postura "congelada", gruñido amenazante, gruñido levantando el labio superior dejando ver los dientes, frente en alto, cola arriba, mirada directa y cara inmóvil. Los signos de agresión defensiva son cabeza bajada, cola abajo y cuerpo retirado.
La mala educación y el mal ambiente siempre son los principales causantes de la agresividad. Para evitarlo son muy importantes las primeras etapas en la vida de los perros. Es muy importante iniciar una correcta sociabilización cuando son cachorros.
Las principales causas de la agresividad son:
Pero la agresividad no siempre es un problema de comportamiento puesto que en ocasiones es la consecuencia de un problema de salud. Desequilibrios hormonales o problemas cerebrales también podrían explicar algunos episodios de agresividad.
El veterinario chequeará el estado general de salud para descartar que exista algún problema que genere la agresividad. Realizará una revisión física y un chequeo analítico para verificar que no tenga dolores y que no exista ningun problema cerebral o sensorial (tumores,...).
Para el tratamiento será necesario tener paciencia porque es un proceso largo. Se trata de un problema muy frecuente y conviene abordarlo lo antes posible con calma.
Lo primero siempre será que el perro tenga cubiertas todas las necesidades básicas. Aquí sería muy importante ver si realiza el ejercico diario que necesita y si está suficientemente estimulado mentalmente.
Si las necesidades básicas están cubiertas, deberías acudir a un veterinario para un chequeo y descartar causas patólogicas físicas que puedas estar provocando un conducta agresiva. Además, el veterinario también te puede ayudar con el tratamiento de conducta y si no funcionara, te remitirá a un veterinario especializado en etología.
Durante el tratamiento de sociabilización, lo más habitual es que nos pidan evitar exponer al perro a las situaciones que provocan agresividad. Normalmente habría que utilizar la técnica del refuerzo positivo que consiste en premiar al perro cuando no se muestra agresivo ante una situación que antes mostraba agresividad. Es importante en este punto no reforzar la agresividad y no aplicar castigos físicos.
Si el problema fuera muy grave, se podrían recetar fármacos para controlar los impulsos o incluso contemplar la castración aunque no es tan efectivo como suele creerse. Algunas dietas ricas en triptófano también ayudan a reducir los impulsos del perro porque ayudan a producir serotonina.