- Pérdida de apetito y de peso
- Vómitos
- Diarrea
- Estreñimiento
- Debilidad
- Fatiga
- Depresión
- Deshidratación
- Mal aliento (halitosis)
- Tono muscular pobre
- Hipotermia
- Falta de color en la piel.
- Manchas rojas o púrpuras en la piel
La azotemia y la uremia son dos afecciones que se caracterizan por un exceso de desechos corporales en la sangre.
En las células del organismo se producen constantemente reacciones químicas que generan desechos. Estos son recogidos por la sangre y el trabajo de los riñones es limpiar la sangre. En los riñones se filtran los desechos y se expulsan al exterior con la orina. Y cuando los riñones no funcionan correctamente y no son capaces de limpiar la sangre, aparecen enfermedades como la azotemia y la uremia.
La azotemia se diagnostica cuando en la sangre encontramos una concentración demasiada alta de urea y creatinina o sustancias nitrogenadas. Y la uremia se produce se agudiza la azotemia y la urea provoca toxicidad en el organismo. La urea es un compuesto nitrogenado producto de la digestión de las proteínas
Podemos encontrar múltiples causas que hagan que la sangre no quede filtrada en los riñones. Las más usuales son:
El veterinario detectará el problema con una analítica completa de sangre. Los niveles de urea y desechos en sangre salen reflejados.
El veterinario actuará rápidamente para evitar que los riñones queden perjudicados puesto que de ser así no recuperarán su funcionamiento normal.
Si el veterinario detectara un grave desequilibrio debería hospitalizar al gato y estabilizarlo con una terapia de fluidos. El veterinario tratará de solucionar las causas. Lo más inmediato será cambiar la dieta por una baja en proteínas. También será importante tratar de desbloquear las vías urinarias para que los desechos puedan ser expulsados con normalidad. En caso de detectar un exceso de vómitos, el veterinario también recetará medicación como el ondansetrón para controlarlos.