Dolores en las articulaciones, debilidad, letargo, respiración rápida, intolerancia al ejercicio, desmayos, poco apetito, vómitos, diarrea, aumento de la sed y la orina, fiebre, ictericia, frecuencia cardíaca rápida, heces negras, manchas rojas y moradas en el cuerpo debido a hemorragias menores, decoloración de la piel o hematomas.