Los tumores melanocíticos pueden desarrollarse en cualquier parte del cuerpo de un gato, aunque es más común en la cabeza, los dedos de los pies (dígitos), la oreja y la nariz. Dependiendo de la localización de la lesión, pueden ser pigmentados o no pigmentados. Además, los ganglios linfáticos cercanos al área afectada pueden agrandarse.
Estas masas pueden desarrollarse lenta o rápidamente, pero en las etapas avanzadas de la enfermedad, el gato puede tener problemas para respirar o hacer sonidos pulmonares fuertes debido a la propagación del cáncer a los pulmones. Además, si las masas se han extendido a una extremidad, el gato puede parecer cojo o tener dificultades para caminar.