Abdomen hinchado (puede ser por un agrandamiento del hígado o por líquido en el abdomen), falta de apetito, falta de energía, exceso de orina y sed, vómitos y piel y/o blanco de los ojos amarillento.
El carcinoma del conducto biliar es un cáncer maligno que generalmente surge del epitelio de los conductos biliares hepáticos y ocurre con mayor frecuencia en los conductos biliares intrahepáticos que en los conductos biliares extrahepáticos. Es un cáncer agresivo, con tendencia a metastatizarse en un 67 a 88% de los casos y por lo tanto, los animales con esta enfermedad generalmente tienen un pronóstico precario.
El carcinoma colangiocelular comúnmente metastatiza a los pulmones, peritoneo, ganglios linfáticos del hígado, diafragma, intestinos, páncreas, bazo, riñones, vejiga y huesos. Este es el segundo tipo más común de cáncer que afecta a los perros, con mayor incidencia en perros mayores de 9 años.
Abdomen hinchado (puede ser por un agrandamiento del hígado o por líquido en el abdomen), falta de apetito, falta de energía, exceso de orina y sed, vómitos y piel y/o blanco de los ojos amarillento.
Infestaciones parasitarias es una de las causas que probablemente lo desencadenen al igual que se presume una relación con la exposición ambiental a carcinógenos.
Deberá proporcionar un historial completo de salud de su perro, incluido un historial de síntomas y posible exposición a toxinas. Su veterinario ordenará un perfil químico de sangre, un hemograma completo, un análisis de orina y un panel de electrolitos. La concentración alta de enzimas hepáticas podrá indicar una inflamación del hígado no obstante, una prueba para determinar la concentración de α-fetoproteína puede ayudar a confirmar si la enfermedad se debe al cáncer, y se solicitará un perfil de coagulación para determinar si la sangre de su perro está coagulando adecuadamente. La ecografía permitirá visualizar la textura y el tamaño del higado, asi como los órganos circundantes. Se examinara los pulmones mediante rayos X, ya que este cáncer afecta comúnmente a los pulmones y ganglios linfáticos.
Adicionalmente, se podrá hacer una biopsia del hígado haciendo uso de un laparoscopio para su análisis en laboratorio al igual que muestras de líquido abdominal.
El tratamiento indicado a seguir es la cirugía para extirpar el cáncer, pudiéndose extraer hasta el 75% del hígado si el tejido hepático restante es normal; sin embargo, aún con una cirugía exitosa y poco o ningún signo de metástasis, el pronóstico es malo.
Se realizarán exámenes de seguimiento cada dos meses después de la atención inicial. Su veterinario medirá la actividad de las enzimas hepáticas en el torrente sanguíneo y verificará el estado del hígado y los órganos de su perro mediante radiografías torácicas y ecografía abdominal.