Si las evidencias son muy pequeñas se les tratará en la consulta veterinaria, siempre y cuando los hábitos de comida sean los normales.
La hospitalización será imprescindible si aparecen síntomas más severos. Entonces se suministrará terapia de fluidos y, en caso de anorexia, se insertará un tubo de alimentación. Algunos gatos responden muy bien a las vitaminas del complejo B.
En el caso de acumulación del líquido abdominal habrá que extraerlo y restringir el sodio en la dieta hasta que se haya solucionado la causa de dicha acumulación.
En los casos de gatos con signos de encefalopatía hepática (esto es, acumulación de amoníaco en la sangre que causa daños neurológicos) no se les suministrarán alimentos salvo soja o proteína láctea en combinación con el tratamiento médico necesario para aumentar la tolerancia al nitrógeno.
Si hay que realizar alguna cirugía, se realizará un perfil de coagulación, teniendo en cuenta que, si éste es más largo de lo habitual, el gato tendrá una mayor probabilidad de sangrado, incluso durante cirugías menores.
El veterinario programará chequeos regulares en los cuales se realizarán análisis de sangre que incluyan la monitorización de los ácidos biliares séricos totales. También se estudiará el estado general del gato, comprobando si se acumula líquido en el abdomen.
Si observa que el gato parece estar perdiendo peso, no se comporta como siempre y su abdomen parece más grande de lo normal, avise enseguida al veterinario.