La cirrosis es irreversible pero el veterinario tiene que actuar para evitar que progrese y para controlar los síntomas. Si las evidencias son muy pequeñas se les tratará en la consulta veterinaria, siempre y cuando sus hábitos de comida sean los normales.
La hospitalización será imprescindible si aparecen síntomas más severos. Allí se les suministrará terapia de fluidos y, en caso de anorexia, se les insertará un tubo de alimentación. Algunos perros responden muy bien a las vitaminas del complejo B
En el caso de acumulación del líquido abdominal habrá que extraerlo y restringir el sodio en la dieta hasta que se haya solucionado la causa de dicha acumulación.
En los casos de perros con signos de encefalopatía hepática (esto es, acumulación de amoníaco en la sangre que causa daños neurológicos) no se les suministrarán alimentos salvo soja o proteína láctea en combinación con el tratamiento médico necesario para aumentar la tolerancia al nitrógeno.
Si hay que realizar alguna cirugía, se realizará un perfil de coagulación, teniendo en cuenta que, si este es más largo de lo habitual, el perro tendrá una mayor probabilidad de sangrado, incluso durante cirugías menores.
El veterinario programará chequeos regulares en los cuales se realizarán análisis de sangre que incluyan la monitorización de los ácidos biliares séricos totales. También se estudiará el estado general del perro, comprobando si se acumula líquido en el abdomen.
Si observa que el perro parece estar perdiendo peso, no se comporta como siempre y su abdomen parece más grande de lo normal, avise enseguida al veterinario.