Deficiencia de sodio en gatos: hiponatremia
Urgencia: Lo antes posible
Pronóstico: Bueno

La hiponatremia es el término clínico que se utiliza para denominar una condición en la que un gato sufre de bajas concentraciones de sodio sérico en la sangre. Casi siempre se debe a un aumento del agua corporal total (TBW) y no a la pérdida del soluto (sal o sodio). 

Por lo tanto, la hiponatremia ocurre solo cuando existe un defecto en la capacidad del riñón para excretar agua y está normalmente relacionado con la hormona antidiurética (ADH).

Síntomas
  • Letargo
  • Debilidad
  • Confusión
  • Náuseas y vómitos
Causas

Las causas que suelen desencadenar la hiponatremia son exceso de líquido, insuficiencia renal o uso de diuréticos. 

Diagnóstico

El veterinario primero preguntará por el historial médico y por los síntomas detectados. A continuación, normalmente ordenará un perfil químico de sangre, un hemograma completo, un análisis de orina y un panel de electrolitos acompañado de un examen físico completo. Si el gato tiene hiponatremia, estas pruebas confirmarán una concentración baja de sodio en el suero. 

El veterinario también puede recomendar que se analice la osmolalidad sérica. El equilibrio de osmolalidad de la orina del gato será indicativo de la capacidad del riñón para excretar agua, y la concentración de sodio que se encuentra en la orina puede indicar un bajo volumen de sodio circulante.

Tratamiento

El tratamiento generalmente consiste en aumentar la concentración de sodio en el suero. La normalización demasiado rápida de la hiponatremia puede tener resultados neurológicos potencialmente graves y puede ser más perjudicial que la hiponatremia en sí. Por lo tanto, una solución salina isotónica es el fluido de elección en la gran mayoría de los casos. Si el gato tiene demasiado liquido en la sangre (hipervolémico) se tratará con diuréticos y restricción de sal; por lo contrario, si es hipovolémico (poca liquido en sangre), se reemplazará el déficit de volumen con solución salina isotónica. 

El veterinario deberá observar la respuesta del gato al tratamiento, repitiendo las mediciones de sodio en suero para evitar una corrección demasiado rápida. Además, querrá controlar el estado de hidratación del gato y otras concentraciones de electrolitos en el suero, según lo indique la condición clínica del gato y el trastorno subyacente.