Dificultad para respirar, aumento de la profundidad de la respiración, infecciones pulmonares continuas, tos, incapacidad para realizar ejercicios físicos, pérdida de peso, vómitos y poco apetito.
El pectus excavatum es una deformidad congénita que sufren algunos perros que se caracteriza por un estrechamiento de la cavidad torácica que queda en forma de embudo.
La deformidad normalmente es leve y tiene poca influencia en la salud del perro. Pero cuando encontramos casos con una deformidad significativa es una condición que pone en peligro la salud de los perros. Órganos como el corazón o los pulmones tienen poco espacio y al estar comprimidos lo normal es que puedan acabar fallando.
Dificultad para respirar, aumento de la profundidad de la respiración, infecciones pulmonares continuas, tos, incapacidad para realizar ejercicios físicos, pérdida de peso, vómitos y poco apetito.
Desconocidas
El veterinario primero realizará una exploración física. Si la deformidad fuera grave, el veterinario a simple vista podrá diagnosticar el problema. Sin embargo, si fuera leve el veterinario necesitará utilizar herramientas de imagen como los rayos X. Las pruebas de imagen también ayudarán al veterinario a ver si el funcionamiento de los pulmones o el corazón están comprometidos.
El único tratamiento para solucionar la deformidad del tórax es la cirugía. Como se trata de una operación importante, el veterinario primero deberá valorar si es necesaria. Valorará el grado de deformidad y las implicaciones que puede tener sobre el normal funcionamiento de los órganos del perro (principalmente pulmones y corazón).
Si el perro fuera operado, necesitará un par de semanas mínimo de hospitalizacion para poder recuperarse.