Los síntomas varían en función de la severidad. En la Clase I a menudo no hay síntomas o sólo una tos ocasional. En la Clase II por lo general presentan tos e intolerancia al ejercicio. Los casos más graves, definidos como clase III, pueden mostrar síntomas de anemia, intolerancia al ejercicio, desmayos, y hasta insuficiencia cardíaca crónica.
Algunos perros graves, también pueden presentar presión arterial alta (hipertensión), dificultad para respirar, y latido del corazón extremadamente rápido (taquicardia).