Los síntomas específicos de una rótula dislocada dependerán de la gravedad y la persistencia de la afección, así como de la cantidad de artritis degenerativa de que se trate. Típicamente, un gato con una rótula dislocada mostrará un movimiento anormal prolongado de la extremidad posterior, saltos ocasionales o cojera de la extremidad posterior y cojera repentina.