El veterinario realizará un examen físico donde observará detenidamente la manera en cómo respira el gato y buscará sonidos específicos en el pecho del animal que permitan identificar el problema. Asimismo, evaluará el color de las encías para detectar si le falta oxígeno e intentará presionar la tráquea de su gato para que tosa. Tras finalizar el examen físico, se ordenarán pruebas de rutina que incluyan un hemograma completo, perfil bioquímico, examen de heces y análisis de orina.
Las radiografías de tórax, imágenes de ultrasonido y electrocardiograma podrán mostrar posibles afecciones cardíacas y pulmonares. Las muestras de líquidos, broncoscopia y biopsias son procedimientos adicionales para descartar posibles tumores, líquido sanguinolento entre otros factores que desencadenan problemas respiratorios.