La cirugía suele ser el tratamiento de elección, aunque también puede fijarse la articulación del codo con un complemento ortopédico y analgésicos para aliviar el dolor. Normalmente el veterinario recomendará el tratamiento menos agresivo para ver si con ello es suficiente.
Después de la intervención quirúrgica, la actividad estará restringida durante cuatros semanas sin embargo, para evitar el desgaste muscular o rigidez anormal, deberá fomentar el movimiento temprano y activo de las articulaciones afectadas.
Para prevenir es importante dosificar el ejercicio físico en época de crecimiento y una dieta apropiada (sobretdo sin excesos de calcio, vitaminas y proteínas).