Los síntomas suelen presentarse entre 12 y 36 horas después de la ingesta. Los síntomas pueden ser incremento de sed y de orina, heces ennegrecidas por la presencia de sangre, sangre en los vómitos, excesivo babeo, estreñimiento, pérdida de peso, latido cardíaco lento, pérdida de apetito, depresión, convulsiones, temblores musculares, dolor de huesos, dolor abdominal y debilidad.