En esta clase de envenenamientos el tiempo es un factor crítico para superar la emergencia. Si se ha presenciado cómo el gato consumía arsénico, lo mejor sería incitarle al vómito de manera inmediata. Algunos vómitos inducidos pueden peligrosos ya que algunas toxinas pueden causar daño al regresar a través del esófago. De hecho, si el gato ya ha vomitado, no le fuerce más. El vómito jamás tiene que ser provocado si el gato está en shock, respira con dificultad o está inconsciente. En esos casos, lleve a la mascota al veterinario con la máxima rapidez posible.
Vomitar expulsa gran parte del material ingerido pero si no se inicia enseguida, el veterinario tendrá que realizar un lavado gástrico para limpiar el contenido del estómago. Este tratamiento tiene como finalidad eliminar el veneno del cuerpo por lo que se empleará terapia de fluidos y medicación que promuevan la excreción. También pueden utilizarse antídotos basados en compuestos quelantes que consiguen que el arsénico sea soluble al agua, con lo cual el lavado de estómago sea más fácil. En cualquier caso, el gato necesitará pasar unos días en el hospital veterinario para que vuelva a estar fuera de peligro.
Como el arsénico daña severamente el hígado y los riñones, la diálisis se llevará a cabo en gatos que se encuentren en un estado de insuficiencia renal debido al envenenamiento por esta sustancia.
El gato debe descansar después de volver del hospital. El veterinario establecerá unas pautas adecuadas en cuanto a medicación y comidas. Son especialmente indicadas las comidas fáciles de digerir. Todos los productos del hogar sospechosos de contener arsénico deben ser eliminados o estar fuera del alcance de la mascota. La intoxicación grave puede poner en peligro la vida del gato.