Ansiedad, vómitos, diarrea, jadeo excesivo, respiración acelerada, babeo excesivo, descoordinación al andar, convulsiones, temblores musculares, hipertemia e incremento de la sensibilidad a la luz y al sonido.
El metaldehído es un compuesto químico que se usa como pesticida contra caracoles y babosas.
Ansiedad, vómitos, diarrea, jadeo excesivo, respiración acelerada, babeo excesivo, descoordinación al andar, convulsiones, temblores musculares, hipertemia e incremento de la sensibilidad a la luz y al sonido.
Ingestión de algún producto que contenga metaldehído.
El veterinario primero preguntará para conocer sobre los síntomas y cómo se iniciaron. Tratará de averiguar si el perro puede haber estado en contacto con la sustancia tóxica.
Si sospechara, tratará de analizar algún fluido como vómito u orina para tratar de encontrar restos de la sustancia química. En paralelo, realizará un análisis de sangre y de orina para conocer el estado general de salud del perro.
Si el perro no fuera tratado, podría morir en horas. El pronóstico depende de la cantidad de metaldehído ingerido y del tiempo que ha pasado desde su ingesta. Cuánto mayor, peor será el pronóstico.
No existe tratamiento y el veterinario lo que hará es intentar que el cuerpo del perro elimine el producto tóxico. Si el perro no tiene convulsiones, es muy recomendable suministrar carbón activado para que absorba los tóxicos.