Los síntomas más usuales son: parálisis, incapacidad para maullar, reflejos reducidos, salivación en exceso o babeo, falta de aliento, diarrea y convulsiones.
Las serpientes venenosas también son un peligro para los gatos. El instinto cazador del gato o su curiosidad pueden provocar la picadura de una serpiente.
Los síntomas más usuales son: parálisis, incapacidad para maullar, reflejos reducidos, salivación en exceso o babeo, falta de aliento, diarrea y convulsiones.
Mordedura de una serpiente
El veterinario preguntará por la aparición de los primeros síntomas y buscará marcas de una posible picadura durante su inspección física (normalmente las serpientes dejan marca de sus colmillos).
Ante cualquier sospecha de picadura de serpiente habría que llevar al gato inmediatamente al veterinario sin esperar para saber si era o no venenosa. Si se esperara, el veneno podría paralizar los músculos respiratorios y entonces ya sería demasiado tarde.
En caso de estar lejos de cualquier veterinario y siempre que la mordedura haya sido en alguna de las extremidades, se podría hacer un torniquete para retrasar al máximo que el veneno pase al cuerpo. De todas formas, hay que vigilar porque no puede mantenerse el torniquete mucho tiempo porque cortar el flujo sanguíneo de una extremidad puede comportar más complicaciones.
El veterinario tratará de recetar algún suero para combatir el veneno, recetará antibióticos para evitar una infección y aplicará apósitos en la mordedura.
El pronóstico dependerá de la serpiente que haya mordido al gato, de la zona afectada y de la rapidez con la que podamos actuar.