Envenenamiento por uvas y pasas en perros
Urgencia: Atención inmediata
Pronóstico: Reservado

Aunque se desconoce el agente tóxico que desencadena la reacción, muchos de los perros que ingieren esta fruta sufren complicaciones graves a nivel renal que conducen a una insuficiencia renal aguda (repentina) con falta de producción de orina o anuria. Al igual que se desconoce el agente tóxico, también se desconoce por qué afecta a unos perros y no a otros ya que no depende ni de edad, raza ni género.

Síntomas

Vómito y/o diarrea que pueden contener trozos de uvas o pasas, pérdida de apetito, pequeña cantidad de orina, anuria (cese completo de la orina), deshidratación, letargo, debilidad, inusual quietud, dolor abdominal, falta de aliento, úlceras orales, temblores y/o convulsiones.

Causas

Ingestión de uvas y/o pasas. Pequeñas cantidades pueden ser fatalmente letales. Aunque el agente toxico aún no ha sido identificado, se cree que está asociado a la parte carnosa del fruto.

Diagnóstico

En la mayoría de los casos, el propietario del animal sabe o sospecha si este ha ingerido uvas. Las pruebas de laboratorio que incluyen conteo sanguíneo completo, perfil bioquímico y análisis de orina pueden diagnosticar la insuficiencia renal aguda asociada independientemente de la causa. 

En ocasiones hay que examinar el vómito para detectar restos de uvas o pasas para tener claro el diagnóstico.

Tratamiento

Si sospecha que su perro ingirió uvas o pasas en las últimas dos horas requiere de atención inmediata. Deberá inducir el vómito lo antes posible para evitar que las toxinas sean absorbidas. No obstante, evite inducir el vómito si su perro tiene problemas para respirar, muestra signos de angustia o shock, se encuentra inconsciente o si no está seguro de lo que su perro comió. 

Si su mascota ya ha vomitado, no intente forzar el vómito a menos que se lo indique su veterinario. Si positivamente el veterinario le recomienda inducir el vómito, ofrézcale pequeñas dosis de comida. Eso aumentará las probabilidades del vómito. 

En caso de no estar interesado en la comida, utilice peróxido de hidrogeno (agua oxigenada), midiendo 2 mililitros de agua oxigenada por cada kilo de peso del perro. Por ejemplo para un perro de 10 kilogramos necesitaremos 20 mililitros de agua oxigenada que después se mezclará en un recipiente con 20 mililitros de agua (siempre es la misma cantidad de agua y agua oxigenada). La cantidad máxima de peróxido de hidrogeno que se debe administrar es de 45ml independientemente del peso del animal. 

Una vez establecidas las cantidades, debe mezclarse bien y absorberla con una jeringa para vaciar el contenido rápidamente en la garganta del perro. Si durante los primeros 15 minutos no se producen vómitos, puede volver a intentarlo. No emplee este método más de dos veces en un transcurso menor de 15 minutos. Si después de una segunda dosis el perro no vomita, no lo use más. 

Después del procedimiento inicial, debe llevarlo al veterinario. Es posible que su veterinario deba realizar un lavado gástrico y/o administrar carbón activado para eliminar cualquier rastro de toxina que quede en el estómago de su mascota, así como utilizar una terapia de fluidos intravenosos para proteger los riñones y eliminar la sustancia del torrente sanguíneo. 

En caso de insuficiencia renal, el pronóstico es grave. Se requerirá de una hemodiálisis para mantener con vida a su mascota mientras los riñones se recuperan. El trasplante de riñón es opcional en algunos casos. La eutanasia será la única opción una vez que los riñones han dejado de funcionar. 

Mantenga las pasas y uvas fuera del alcance de su mascota, al igual que otros alimentos tóxicos como el chocolate, cebolla y ajo.