Los síntomas progresan lentamente e incluyen letargo, intolerancia al ejercicio, pérdida de apetito (anorexia), cianosis, tos, falta de aliento, aumento de la frecuencia respiratoria y jadeo.
La fibrosis pulmonar es la acumulación de tejido fibrótico en el intersticio pulmonar y los espacios aéreos periféricos, caracterizado por la inflamación y la cicatrización de los pequeños sacos de aire en los pulmones. Como resultado, el tejido se vuelve grueso, lo que reduce la capacidad de suministrar oxígeno al torrente sanguíneo.
El grupo terrier, en especial las razas West Highland White, Staffordshire, Cairn, Border y Norfolk están predispuestas genéticamente a sufrir de fibrosis pulmonar.
Los síntomas progresan lentamente e incluyen letargo, intolerancia al ejercicio, pérdida de apetito (anorexia), cianosis, tos, falta de aliento, aumento de la frecuencia respiratoria y jadeo.
Existen factores hereditarios que predisponen a ciertas razas a desarrollar fibrosis pulmonar; no obstante, las causas que la desencadenan aún son desconocidas. Evidencias recientes muestran una relación entre la fibrosis pulmonar y las microlesiones en los sacos aéreos y la cicatrización anormal de heridas del pulmón.
Otras causas incluyen infecciones virales, pancreatitis agudas, toxinas, hiperoxia (altas concentraciones de oxígeno en pulmones y tejido), inhalación de aire contaminado o de humo de cigarrillo.
Teniendo presente el historial médico del perro, el veterinario realizará un examen físico completo acompañado de un perfil bioquímico, hemograma completo y radiografías de tórax. Los perros afectados por la fibrosis presentarán una baja concentración de oxígeno en la sangre.
Si el veterinario sospechara de la afección, ordenará un ecocardiograma para detectar un posible agrandamiento del corazón y una tomografía computariza para observar los pulmones en tres dimensiones y un posible engrosamiento de los pulmones. También podría tomar una muestra de los tejidos pulmonares para confirmar el diagnóstico y para realizar un examen microbiológico.
El tratamiento estará orientado a estabilizar la salud del perro y a controlar los síntomas. Si requiere de oxígeno, será hospitalizado. El veterinario podrá administrarle al perro prednisona (corticosteroides), antifibróticos y broncodilatadores (para dilatar las vías respiratorias).
Esta es una enfermedad potencialmente mortal si no se trata a tiempo. Mientras la mascota está en tratamiento, se debería restringir la actividad física y eliminar cualquier posible exposición al polvo y al humo. También sería conveniente controlar la dieta para evitar la obesidad que podría dificultar la respiración.
El pronóstico de perros con fibrosis pulmonar es malo porque normalmente se detecta muy tarde. Los síntomas no son evidentes hasta que la enfermedad ya está muy avanzada. Por lo general, solo sobreviven entre 8 a 15 meses.
Se programarán citas de seguimiento y control para evaluar la eficacia del tratamiento.