El tratamiento se establecerá a partir de la causa que provoque el problema. En un primer momento, el veterinario podría decidir extraer el líquido abdominal para que el perro se sienta más cómodo.
La medicación variará según las causas. La ascitis séptica, provocada por infección bacteriana precisa de terapia antibiótica. Sin embargo, un tratamiento basado en diuréticos potentes puede ser contraproducente ya que los niveles de potasio en sangre pueden disminuir de forma drástica, lo que se conoce como hipocalemia, empeorando los síntomas y creando complicaciones adicionales.
Si se detectaran causas como la presencia de tumores o una hemorragia intestinal, el veterinario debería intervenir quirúrgicamente.
Como las causas son diversas, no existe un método preventivo que las abarque todas. Eso sí, hasta donde sea posible, hay que evitar circunstancias que puedan provocar un traumatismo abdominal.
Por lo demás, controlar la vida del perro con la medicación adecuada establecida por el veterinario. En los casos de ascitis por daño hepático, insuficiencia cardíaca o niveles bajos de proteínas en sangre se recomienda encarecidamente la restricción de sodio en la dieta.