Los síntomas pueden variar dependiendo de la causa subyacente, como la inflamación, la infección o la neoplasia. En algunos gatos, el único síntoma que se presenta puede ser la pérdida de peso y la debilidad. De hecho, muchas veces, la afección se descubre de manera incidental en un examen médico anual de rutina, cuando se encuentran concentraciones mayores de proteínas en la orina. Si la pérdida de proteínas en la orina es grave, el gato puede desarrollar una acumulación anormal de líquido en la cavidad abdominal (ascitis).
En los gatos que padecen una enfermedad avanzada con insuficiencia renal, puede haber síntomas de aumento de sed y de frecuencia de micción, falta de apetito, náuseas y vómitos. Los que tienen una deficiencia grave de la proteína albúmina de la sangre (hipoalbuminemia), pueden sufrir una obstrucción de los vasos sanguíneos del pulmón, lo que provoca dificultades respiratorias o jadeos intensos. La presión arterial alta, por su parte, puede causar ceguera repentina.