Hinchazón gástrica o dilatación del estómago en perros
Urgencia: Atención inmediata
Pronóstico: Reservado

La dilatación gástrica y el síndrome de vólvulo (GDV), más conocida como hinchazón gástrica o torsión gástrica es una afección que consiste en que al perro se le dilata el estómago y se retuerce en un giro provocando un fuerte aumento en la presión abdominal, lo que daña el sistema cardiovascular y complica la llegada de los nutrientes de los alimentos a la sangre. Ese proceso, denominado perfusión (la llegada de los nutrientes de los alimentos a la sangre), al no producirse puede provocar daños celulares e incluso el fallo de órganos, en este caso, el estómago. De ahí la importancia de la prevención y la detección de esta anomalía lo antes posible.

El cuidado de la alimentación, evitando los grandes empachos o facilitar los momentos para defecar de nuestro perro, ayudará a no desarrollar esta afección que tiene recuperación, pero requiere normalmente intervención quirúrgica urgente. 


Síntomas

Distensión abdominal, comportamiento ansioso, dolor, depresión, colapso, babeo excesivo, vómitos, taquicardia, dificultad respiratoria, pulso débil y membranas mucosas pálidas en los tejidos que recubren los orificios del cuerpo como la nariz y la boca.

Causas

Como suele ser común, la dolencia suele ser provocada por una suma de factores. En este caso, la hinchazón gástrica está causada por una mezcla de factores entre los que destacan la predisposición genética, el tipo de anatomía correspondiente a determinadas razas de perro, el comportamiento alimenticio e incluso el medio ambiente. 

Algunos factores de riesgo demostrados son la herencia genética, o por ejemplo, el tamaño de los órganos de los perros, ya que los canes de razas grandes sufren más esta enfermedad que aquellas razas más pequeñas. Factores de la anatomía como que las razas tengan el pecho profundo como los grandes daneses o los pastores alemanes supone un riesgo mayor a padecerla que otros perfiles anatómicos. 

En cuanto a los comportamientos alimenticios del can, el exceso en las raciones de comida, la ingesta en exceso incluso de agua, o el retraso  en la evacuación de las heces pueden constituir malos hábitos que deriven en el desarrollo de esta enfermedad. La actividad física inmediatamente después de comer también puede favorecer la torsión gástrica. 


Diagnóstico

La detección más sencilla de esta anomalía está en una prueba con técnica de imagen, ya sea ecografía o rayos X, pero también podemos detectar que nuestro perro está sufriendo hinchazón gástrica analizando su orina y descubriendo que tiene una concentración más alta de lo normal de lactato en el plasma. A nivel casero, la única manera que tenemos de descubrir si esta afección está rondando el estómago de nuestro mejor amigo está en una prueba al tacto del estómago, si somos capaces de ver si tiene una hinchazón del aparato digestivo. Tocar a nuestro can no sólo es una manera de demostrarle nuestro cariño y amor incondicional sino también una buena fórmula de detectar rápidamente cambios en su estructura anatómica.

Tratamiento

Una vez diagnosticado este trastorno lo más habitual es que se active un protocolo de actuación rápida que requerirá de la hospitalización de los canes para que reciban el tratamiento rápidamente. 

Una vez estabilizada su actividad cardiovascular, se procederá a realizar una descompresión gástrica a través de una intubación orogástrica. Dicho proceso consiste en introducir un tubo en la boca del perro hasta su estómago. Una vez que estos procesos se completan y el paciente se estabiliza, se pueden tomar medidas quirúrgicas para devolver los órganos internos (como el estómago y el bazo) a sus posiciones normales. Si se ha producido daño en algún órgano, también se procederá a la cirugía necesaria. El último paso sería realizar una gastropexia permanente, que evita, asegurando el estómago quirúrgicamente, que el estómago del animal se vuelva a mover o a torsionar, evitando que este doloroso proceso se repita. 

El post operatorio requerirá de nuestro perro reposo y uso de analgésicos durante algunos días, pero pronto volverá a ser el de siempre. 

Si bien se desconocen las causas exactas de la torsión gástrica, hay una serie de factores de riesgo que se pueden abordar, es decir, evitar el ejercicio extenuante después de comer y beber. Disminuir la tasa de consumo de alimentos también puede ayudar, así como alimentar porciones pequeñas frecuentes, en lugar de porciones más grandes infrecuentes.