Es un problema grave que si no se trata con celeridad puede llevar a la muerte por deterioro de la función hepática que provoque una insuficiencia orgánica completa.
Requiere hospitalización y que el perro guarde reposo para posibilitar que el hígado se regenere rápido. Durante la hospitalización probablemente se tenga que alimentar al perro con catéter, suministrar oxígeno, asistir con terapia de fluidos y administrar medicamentos.
Ante el peligro de la enfermedad es recomendable vacunar a los perros contra el virus de la hepatitis infecciosa y evitar medicamentos que contengan hepatotoxinas que pueden dañar el hígado.
El veterinario prescribirá para la recuperación una dieta baja en proteínas y también probablemente suplementos para el hígado como el zinc, la L-carnitina o algún antioxidante.