Siendo un órgano vital, el cerebro requiere un suministro constante de oxígeno y nutrición. Por lo tanto, cualquier deficiencia de oxígeno o traumatismo directo en el cerebro puede provocar hemorragias y acumulación de líquido, lo que puede causar una presión excesiva sobre el cerebro. Esto a su vez puede causar complicaciones que afecten al corazón, a los ojos y a varios otros sistemas del cuerpo. Los síntomas varían y dependen de la causa y la gravedad de la lesión cerebral. Algunos de los síntomas más comunes incluyen:
- Movimientos anormales
- Postura anormal
- Incautaciones
- Pérdida de conciencia
- Respiración pesada o rápida
- Frecuencia cardíaca lenta
- Sangrado de oído o de nariz
- Sangrado dentro del ojo (que afecta a la retina)
- Decoloración azulada de la piel y las membranas mucosas
- Parche morado o azulado bajo las membranas mucosas
- Mancha roja o púrpura en el cuerpo causada por una hemorragia menor