Alteración del movimiento, del estado mental alterado y convulsiones progresivas. Los perros también pueden presentar fiebre, vómitos, depresión, presión arterial baja y aumento anormal en la sensibilidad a diversos estímulos.
La meningitis es la inflamación de las meninges. La meningitis puede conducir a una inflamación secundaria del cerebro y/o de la médula espinal, resultando en distintas complicaciones neurológicas. Si la meningitis va acompañada de la inflamación del cerebro se denomina meningoencefalitis y la meningomielitis cuando va acompañada de la inflamación de la médula.
Si la inflamación persiste, puede obstruir el flujo del líquido cefalorraquídeo y este puede acumularse en el cerebro, desencadenando complicaciones graves como convulsiones y parálisis.
Alteración del movimiento, del estado mental alterado y convulsiones progresivas. Los perros también pueden presentar fiebre, vómitos, depresión, presión arterial baja y aumento anormal en la sensibilidad a diversos estímulos.
La causa más común de la meningitis es la infección bacteriana en el cerebro o medula espinal originada en otra parte del cuerpo. A su vez, la meningoencefalitis (inflamación de meninges y cerebro) por lo general se debe a infecciones de los oídos, ojos o cavidad nasal. Y la meningomielitis se produce generalmente después de la discoespondilitis y la osteomielitis.
En los cachorros y perros con sistemas inmunitarios débiles, estas infecciones llegan al cerebro y a la médula espinal a través de la sangre.
Su veterinario realizará un examen físico exhaustivo y ordenará pruebas de conteo sanguíneo completo, perfil bioquímico de hemocultivo y una prueba de orina. Los resultados arrojados por el perfil bioquímico mostrarán afección hepática y renal mientras que, las pruebas de sangre revelarán un aumento de los glóbulos blancos a causa de una infección. En el análisis de orina se podrá evidenciar pus y bacterias en la orina, un indicativo de infección en el tracto urinario.
La prueba de diagnóstico más importante es el análisis de líquido cefalorraquídeo. Adicionalmente se puede acudir a imágenes de resonancia magnética, ultrasonidos abdominales, radiografías torácicas y abdominales y muestras de piel, ojos, secreción nasal y esputo.
En casos graves, su perro necesitará ser hospitalizado para evitar complicaciones graves. Se le administrará antibióticos por vía intravenosa al igual que corticosteroides para reducir la inflamación y si es el caso, medicamentos antiepilépticos para controlar las convulsiones.
El pronóstico general no es favorable. Desafortunadamente, muchos perros mueren por este tipo de infecciones cuando se extiende al sistema nervioso central. Aunque se detecte a tiempo y el tratamiento sea exitoso, pueden pasar 4 semanas para que los síntomas disminuyan. En este tiempo es importante reducir la actividad.
Lo mejor es prevenir y tratar las infecciones de ojos, orejas y nariz rápidamente. De esta forma será difícil que alcancen el sistema nervioso central.