Los síntomas parecen una infección bacteriana y esto hace que sea difícil de diagnosticar correctamente. En este caso, los síntomas aparecen y desaparecen y se hacen evidentes normalmente entre los 4 y 10 meses de edad.
Los síntomas (comunes a una infección bacteriana) son: fiebre alta, dolor, un alto número de glóbulos blancos, rigidez de cuello, espasmos musculares y falta de apetito y de voluntad para moverse. El dolor puede hacer que el perro se mueva con la cabeza bajada, jorobado y hasta emitiendo gruñidos.