Los síntomas (comunes a una infección bacteriana) son: fiebre alta, dolor, un alto número de glóbulos blancos, rigidez de cuello, espasmos musculares, falta de apetito y falta de voluntad para moverse. El dolor en extremidades, cuello y espalda, puede hacer que el perro se mueva con la cabeza bajada, jorobado y hasta emitiendo gruñidos.
Los síntomas parecen una infección bacteriana y esto hace que sea difícil de diagnosticar correctamente. En este caso, los síntomas aparecen y desaparecen y se hacen evidentes normalmente entre los 4 y 10 meses de edad.