Esfuerzo o dolor al defecar. Las heces pueden ser teñidas con sangre y/o cubiertas con moco.
Los pólipos rectoanales son extensiones del tejido más interno que recubre las paredes intestinales caracterizados por el crecimiento de protuberancias tipo colgajo en las paredes anal y rectal. Estos pueden unirse directamente a la pared intestinal o a través de una conexión cilíndrica.
Esfuerzo o dolor al defecar. Las heces pueden ser teñidas con sangre y/o cubiertas con moco.
La causa exacta es desconocida no obstante, los perros de mediana y avanzada edad son más propensos a padecerla.
Debe proporcionar un historial completo a su veterinario, indicando la aparición y naturaleza de los síntomas. El diagnóstico generalmente se realiza sobre la base de un examen rectal manual o por visualización directa del pólipo a través de la abertura anal externa. Tras identificar un pólipo, se puede llevar a cabo una colonoscopia y una biopsia para realizar un examen patológico detallado del tejido, así como el fluido del pólipo.
La cirugía suele estar indicada para el manejo efectivo de los pólipos. Pueden eliminarse a través de la abertura anal y después se cerrará con puntos de sutura. Se recetará medicamentos para aliviar el dolor como analgésicos no esteroideos, al igual que antibióticos para proteger ante futuras infecciones y ablandadores de heces. Las posibles complicaciones incluyen un estrechamiento de la abertura anal a causa de la cicatrización y/o inflamación.
Se harán exámenes de seguimiento, el primero se realizará a los 14 días luego de haber practicado una intervención quirúrgica. Durante la consulta, su veterinario se asegurará que la afección se haya resuelto y que el tejido este sanando correctamente. Posteriormente, a los tres meses y nuevamente a los 6 meses después de la cirugía se realizará otro examen hasta continuar dos veces al año pata verificar su recurrencia. Los perros que tienen lesiones múltiples o difusas tienen mayor riesgo de recurrencia que aquellos con pólipos únicos.