Independientemente de que el dueño aporte un historial completo de la salud del gato hasta el inicio de los síntomas, el veterinario realizará un chequeo médico completo: conteo sanguíneo, análisis de orina incluidos.
Otras pruebas decisivas: de ácidos biliares séricos totales, niveles de amoníaco en sangre y muestras de líquidos abdominales. Esta última es esencial para determinar dónde se origina la causa de la hipertensión portal.
No pueden faltar las pruebas de imagen: radiografías de tórax (para ver si es un trastorno cardíaco el causante del problema) radiografías abdominales para permitir un examen más exacto del bazo y el hígado, ecocardiograma para determinar la existencia de coágulos (trombos) o protuberancias en las pareces del abdomen (hernias).
Para realizar una gammagrafía colorrectal (análisis del colon) y una portovenografía (análisis del sistema portal) se utiliza una técnica de diagnóstico según la cual se ilumina la anatomía interna mediante un trazador radiactivo inyectado.
El trazador permitirá ver al veterinario si la sangre pasa por el hígado para limpiarse o si se desvía alrededor del hígado creando problemas tóxicos para todo el sistema.
Otro proceso de imágenes llamado angiografía permitirá al veterinario confirmar la existencia de aperturas o pasajes anormales llamados fístulas arteriovenosas en el hígado.
Por último, se realizará una biopsia hepática para descartar o confirmar una enfermedad hepática.