Cambios en el comportamiento aprendido, dar vueltas, convulsiones, reflejos lentos y problemas visuales. Algunos de estos síntomas pueden provocar lesiones, por ejemplo, llagas en los pies de pasear o lesiones en la cara y la cabeza. El acto de presionar la cabeza es solo un signo de la enfermedad del prosencéfalo, en la que se afectan las partes cerebrales del cerebro anterior y el tálamo.