El tratamiento inicial consistirá en la extracción del líquido acumulado en el pecho, sea con un tubo de drenaje o con una toracocentesis intermitente (inserción de una aguja fina). Si la causa del quilotórax es por una lesión traumática, se emplearán tubos torácicos para aliviar la presión y evitar el aumento de los vasos linfáticos.
En la mayoría de los casos, el quilotórax requiere de la intervención quirúrgica. La técnica más utilizada es la ligadura del conducto torácico, procedimiento que consiste en la generación de nuevas conexiones linfáticas. La ligadura del conducto torácico junto a la pericardiectomía ha demostrado ser exitosa.
El pronóstico del quilotórax es reservado. En algunos perros, no existe tratamiento eficaz que lo resuelva. En casos de éxito, la acumulación del quilo desaparece a los días y/o semanas. Su veterinario programará citas de seguimientos para extraer el líquido de la cavidad torácica.