Rabia en perros
Urgencia: Atención inmediata
Pronóstico: Malo

La rabia es una enfermedad infecciosa viral muy conocida porque se puede transmitir a los seres humanos. La rabia canina es mortal y es importante detectarla rápidamente para poderla tratar. El virus de la familia Rhabdoviridae está presente en prácticamente todo el mundo y afecta específicamente al cerebro y al sistema nervioso central (SNC). El virus ingresa en el cuerpo después de la mordedura de un animal contagiado con el virus a través de la saliva. Por lo general, los animales portadores son los zorros, mapaches y murciélagos.

Ya en el cuerpo, el virus se replica en las células de los músculos, se propaga a las fibras nerviosas cercanas incluidos los nervios periféricos, sensoriales y motores. El virus puede tardar un mes en desarrollarse pero, una vez que los síntomas han comenzado, se propaga rápidamente. 

Actualmente se está intentando controlar la enfermedad en la mayoría de países del mundo y la vacuna está cada vez más extendida.

Se describen dos formas de rabia: 

  1. rabia paralítica que se caracteriza por la debilidad y la pérdida de coordinación que acaba en parálisis
  2. rabia furiosa se identifica por comportamientos extremos, que incluyen agresión abierta y ataques. 
Síntomas

Fiebre, parálisis, convulsiones, excesiva salivación, saliva espumosa, picor, hidrofobia, mandíbula desencajada, incapacidad para tragar, descoordinación, timidez inusual o agresión, excesiva excitabilidad, irritabilidad constante o cambios de actitud.

Hay dos formas de rabia; paralítica y furiosa. La rabia furiosa se caracteriza por cambios de comportamiento extremo, que incluyen comportamiento de ataque y agresivo. La rabia paralítica, también conocida como rabia muda, se caracteriza por la debilidad y la pérdida de coordinación, seguida de parálisis. 

Este es un virus que avanza rápidamente y hay que actuar rápido. Ante la sospecha de que el perro haya podido ser mordido por otro animal con rabia hay que llevarlo rápido al veterinario aunque esté vacunado.

Causas

El virus de la rabia es un virus de ARN monocatenario del género Lyssavirus, de la familia Rhabdoviridae. Se transmite a través del intercambio de sangre o saliva de un animal infectado. En casos raros, puede contagiarse por la inhalación de gases que escapan de animales en descomposición o en cuevas con grandes poblaciones de murciélagos, en donde el virus está muy extendido.

Diagnóstico

El veterinario preguntará por los primeros síntomas y por la vida del gato los últimos días. Tratará de averiguar si ha podido entrar en contacto con animales infectados. Además de una exploración física inicial, el veterinario también realizará analíticas de sangre y de orina para conocer el estado general de salud del gato. Si sospechara de la enfermedad, podría realizar una prueba serológica en la sangre para tratar de detectar anticuerpos contra el virus de la rabia. Es una prueba que puede dar falsos negativos en fases tempranas de la enfermedad porque el cuerpo del gato tardará un tiempo en activar los anticuerpos.

Normalmente lo más usual es realizar una PCR con una muestra de saliva del gato para tratar de identificar el virus. Es una enfermedad zoonótica y esto significa que también puede afectar a las personas y conviene actuar rápidamente para evitar males mayores. En muchos países es obligatorio comunicar los positivos a la autoridades sanitarias.

En muchas ocasiones el diagnóstico se confirma post mortem mediante un examen del tejido cerebral. Pruebas como la inmunofluorescencia directa (IFD) sirven para detectar el virus en muestras de tejido cerebral.


Tratamiento

Un perro no vacunado que es mordido o expuesto a un animal rabioso debe permanecer en cuarentena hasta los 6 meses, o acogerse a lo establecido en las regulaciones locales. Desafortunadamente, en animales no vacunados, la muerte ocurre dentro de los 7 a 10 días desde que comenzaron los síntomas iniciales. Por desgracia la rabia no tiene cura ni tratamiento y sólo es posible prevenirla mediante la vacunación del perro.

Como las personas también pueden desarrollar la enfermedad es importante actuar correctamente. Si somos mordidos por un perro, será importante desinfectar la herida con agua y jabón y acudir cuanto antes a un centro médico para recibir la vacuna antirrábica. También es importante desinfectar cualquier área que el animal pueda haber infectado con la saliva usando una dilución de 1:32 de solución de lejía doméstica.