Pies fríos, pulso débil, presión arterial muy baja, debilidad severa, letargo severo o inactividad, hiperventilación, insuficiencia respiratoria y hemorragias.
El shock hipovolémico ocurre cuando disminuye la circulación sanguínea. Como resultado, se activan mecanismos compensatorios para mejorar el volumen sanguíneo, la perfusión hacia el corazón y el cerebro y al mismo tiempo mantener la presión arterial. Sin embargo, si la perfusión reducida se mantiene en el tiempo, los mecanismos compensatorios acaban fallando y, como consecuencia, a corto plazo el corazón es incapaz de bombear suficiente sangre y por ello el aporte de oxígeno y nutrientes a las células es insuficiente.
Se pueden dar tres formas de shock hipovolémico: 1) shock hemorrágico, 2) shock por pérdida de fluidos y 3) venodilatación.
El shock hipovolémico puede afectar al sistema renal, cardiovascular, gastrointestinal y respiratorio del animal. Es una condición grave que si no se atiende a tiempo es mortal.
Pies fríos, pulso débil, presión arterial muy baja, debilidad severa, letargo severo o inactividad, hiperventilación, insuficiencia respiratoria y hemorragias.
Vómitos prolongados, diarreas, quemaduras y lesiones graves pueden provocar la pérdida de sangre y líquido. El sangrado intestinal, la exposición a sustancias anticoagulantes y enfermedades recurrentes son factores de riesgo que también provocan el shock en perros.
Tras proporcionar el historial médico de la mascota, el veterinario realizará una prueba de electrolitos, análisis de gases en sangre y tomará la presión arterial. Los resultados podrán ayudar a determinar problemas asociados a la sangre y cualquier indicio de una enfermedad que disminuya la capacidad de hacer circular la sangre.
El diagnóstico por imagen podrá revelar si existe algún problema cardíaco y la electrocardiografía identificará cualquier anomalía en la conducción de los impulsos eléctricos del corazón.
El tratamiento tendrá que ser administrado de forma hospitalaria. Se le suministrará fluidos para incrementar el volumen y flujo sanguíneo. Además, se monitoreará de cerca la frecuencia cardíaca, el pulso, la frecuencia respiratoria, la producción de orina y la temperatura corporal.
El pronóstico es reservado, en especial cuando la afección se ha agravado. La mascota podrá sufrir de anemia, padecer de hipoproteinemia, arritmias y paro cardíaco.