- Ojos rojos
- Tos
- Cansancio
- Secreción nasal
- Falta de apetito
- Fiebre
- Y en ocasiones vómitos
Al igual que nosotros, un gato también puede resfriarse. En otoño e invierno es más habitual. Aunque sepas como tratar tus resfriados, nunca trates de aplicar la misma "medicina" a tu gato. Muchas de las medicinas para humanos pueden ser fatales para los animales.
Los resfriados están causados por distintas familias de virus y bacterías. Normalmente ocurre cuando el sistema inmune del gato está debilitado. Los resfriados suelen llegar:
El veterinario realizará un chequeo del gato para tratar de determinar si los síntomas se deben a un resfriado común o a alguna enfermedad más grave. Para ello, en primer lugar realizará una exploración física y preguntará sobre la aparición de los síntomas.
Suelen ser aconsejables las analíticas de sangre y las radiografías para determinar el estado de salud del gato. Según los síntomas que presentara el animal, el veterinario podría decidir realizar otras pruebas como podría ser por ejemplo un frotis para un análisis bacteriano.
Un resfriado común, normalmente no requiere ninguna intervención del veterinario ya que el gato se recuperará por si sólo con reposo, estando en un lugar cálido y seco y bebiendo mucho líquido. Sin embargo, si los síntomas se alargasen entonces probablemente habrá que medicar al gato para evitar que se transforme en una enfermedad más grave como podría ser una neumonía.
En los casos graves, el veterinario podría prescribir expectorantes, antibióticos, antiinflamatorios o medicinas para potenciar el sistema defensivo del gato.