Convulsiones, temblores, depresión, letargo, descoordinación al andar, debilidad muscular, parálisis parciales o completas, fiebre, pérdida de peso y de apetito, diarrea, vómitos, problemas respiratorios, dolor abdominal, ictericia, inflamación de las amígdalas, inflamación de retina, inflamación de la parte media del ojo e inflamación de la córnea.
En los gatos hay más síntomas clínicos que los perros. Sin embargo, los perros pueden enfermar por este parásito. El mayor riesgo son perros jóvenes y los perros que padecen de trastornos en el sistema inmunitario.