Parálisis, dolor (especialmente en las piernas), anormalidades en el andar y/o cojera, dificultad respiratoria, vómitos, ladridos inusuales o temperamento ansioso, uñas y almohadillas azuladas o pálidas e hipotermia.
El tromboembolismo aórtico provoca la reducción de la circulación de la sangre hacia los tejidos, resultado de la obstrucción de la aorta por coágulos de sangre y la vasoconstricción secundaria de los vasos sanguíneos.
En perros, el tromboembolismo arterial es una condición rara que ocurre generalmente a causa de una enfermedad subyacente.
Parálisis, dolor (especialmente en las piernas), anormalidades en el andar y/o cojera, dificultad respiratoria, vómitos, ladridos inusuales o temperamento ansioso, uñas y almohadillas azuladas o pálidas e hipotermia.
El tromboembolismo aórtico está asociado a varias enfermedades, en especial trastornos cardiovasculares, síndrome nefrótico, pancreatitis, diabetes mellitus, enteropatías, sepsis, coagulación intravascular, neoplasias y hiperadrenocorticismo.
El veterinario en primer lugar preguntará por el historial médico y realizará una exploración física. Si sospechara del problema, se fijaría en los pulsos femorales y la temperatura de las extremidades para chequear que el flujo sanguíneo funciona correctamente. También solicitará las analíticas habituales para conocer el estado general de salud del perro: análisis de orina y un perfil bioquímico. En caso de tromboembolismo, las analíticas pueden mostrar altos niveles de creatina quinasa, de aspartato aminotransferasa y alanina aminotransferasa a causa del daño muscular y hepático. Del mismo modo, habrá un ligero aumento del nitrógeno ureico en sangre y de la creatinina por el bajo gasto cardíaco; al igual de un desequilibrio de electrolitos.
Las radiografías de tórax pueden revelar un agrandamiento anormal del corazón, acumulación de líquido en pulmones y en la cavidad pleural. La ecografía abdominal será de gran utilidad para identificar la localización exacta del coágulo de sangre mientras que, la ecocardiografía corroborará el agrandamiento del corazón. También la ecografía de Doppler puede ayudar a detectar coágulos al visualizar el flujo sanguíneo.
El perro deberá ser hospitalizado de inmediato para prevenir una insuficiencia cardíaca y minimizar el estrés y dolor asociado a la enfermedad. Si el perro presenta problemas respiratorios, necesitará de oxigenoterapia.
El veterinario recetará medicamentos antiplaquetarios como la aspirina y anticoagulantes como la heparina para evitar que se formen nuevos coágulos. También recetará medicamentos trombolíticos para disolver los coágulos de sangre y analgésicos para reducir el dolor. Si el coágulo no desaparece, el tratamiento más indicado será la cirugía. Es importante seguir las indicaciones del veterinario porque el mal uso de los medicamentos recetados podría acarrear un riesgo de hemorragia.
Durante la recuperación, la mascota tendrá que descansar en un lugar tranquilo, lejos de otras mascotas y niños. Durante el tratamiento es importante fijarse en la aparición de cualquier sangrado porque los medicamentos trombolíticos pueden dificultar la coagulación. En caso de observar cualquier hemorragia es importante llamar al veterinario para que verifique la medicación.
El pronóstico para la mayoría de los perros con tromboembolismo aórtico no es bueno. Si el suministro de sangre no se restaura, se desarrollarán anomalías musculares en las extremidades afectadas.