Dificultad para orinar y si las piedras son grandes se pueden palpar a través de la piel. Si hay inflamación, presentará vientre hinchado. Puede presentar también la región urinaria irritada.
La urolitiasis es un término que se refiere a la presencia de piedras en el tracto urinario. Las piedras aparecen normalmente en los animales adultos.
Normalmente el problema se presenta más a menudo en machos que en hembras. Según la composición de estas piedras, podemos distinguir piedras de:
Las piedras pueden ser de distinto tamaño. Normalmente empieza con residuos en forma de grava, después se van formando pequeños cristales y acaban en piedras que pueden alcanzar algunos centímetros de tamaño y que es imposible eliminar con la orina.
Dificultad para orinar y si las piedras son grandes se pueden palpar a través de la piel. Si hay inflamación, presentará vientre hinchado. Puede presentar también la región urinaria irritada.
Podemos encontrar distintos factores que pueden influir en la aparición de piedras en el sistema urinario. Los más usuales son:
El veterinario primero realizará una palpación para ver si detecta alteraciones o dolores en la zona.
El veterinario preguntará sobre los síntomas detectados. Si se hubiese detectado la imposibilidad de orinar, el veterinario deberá intervenir inmediatamente y colocar un catéter para que pueda salir la orina y administrará líquidos y electrolitos si la circulación estuviera descompensada.
En caso de no ser una emergencia, el veterinario realizará pruebas de imagen para ver la ubicación y el tamaño de las piedras que es lo que determinará el tratamiento más adecuado. El veterinario realizará ecografías y radiografías de la zona.
También se puede detectar cristales en la orina analizando en el microscopio una pequeña muestra de orina.
El tratamiento, como decíamos, dependerá de la zona dónde se encuentren los cálculos, del tamaño y de la materia que los constituya.
Normalmente, lo más fácil sería tratar de expulsar el cálculo con la orina con la ayuda de medicamentos y bebiendo mucha agua.
Otra opción, si el tamaño no es muy grande, podría ser la urohidropropulsión que serviría para forzar la expulsión de las piedras.
Si la piedra fuera demasiado grande para ser expulsada, podría aplicarse la técnica de la litotricia extracorpórea que utiliza ondas de choque para tratar de romper las piedras en pedacitos más pequeños que después puedan ser expulsados por la orina.
Y si con todo, no consiguiéramos retirar las piedras que obstruyen el tracto urinario, deberíamos recurrir a la cirugía.
En estos casos, el pronóstico siempre es bueno a menos que encontremos alguna enfermedad subyacente grave. Lo único es que hay grandes posibilidades de recaída. Se calcula que casi la mitad de los perros vuelven a “fabricar” piedras y por ello es muy importante que el veterinario prescriba una dieta adecuada para el perro y se tenga muy presente que es necesario una buena hidratación (el perro debe beber cuanta más agua mejor). También es importante potenciar las salidas para tratar que la orina permanezca el menos tiempo posible en la vejiga.