El tratamiento inicial consiste en aplicar gotas o ungüentos así como medicamentos orales para minimizar el dolor y la inflamación. En caso de tumores o cáncer, el método más recomendable podrá ser la extirpación quirúrgica del ojo. Si la causa es una infección de origen bacteriano, se le prescribirá un antibiótico tópico y si el origen es fúngico, se le suministrará antifúngicos.
Sigue las instrucciones del veterinario y administra correctamente los ungüentos y gotas al ojo de tu mascota para evitar que la inflamación progrese. Observa diariamente con detenimiento los ojos de tu perro para detectar cualquier cambio y programa citas de seguimiento con el veterinario para examinar la integridad del ojo y del tejido circundante.